Desde el fondo.

Son tan egoístas las voces de nuestro interior que, en la mayoría de las ocasiones, y cuando mas necesitamos apartar la soledad, ellas callan, alejándose de nosotros, como si la tristeza fuese una enfermedad contagiosa, letal. Nadie puede describirnos a ciencia cierta qué es la vida en este mundo, cómo se vive, como alcanzar la felicidad, pues nosotros somos los que escribimos nuestra receta dejándosela a manos del viento al irnos, si es el caso de que hemos podido alcanzar vivir como hemos querido, con un alma plena. Hay momentos de ésta vida, de mi vida, en los que siento que jamás podré conseguirlo, que nada bueno será a largo plazo, justo en este instante las voces se han callado para dejarme a solas con la incertidumbre, con el pesar, con el miedo y con una inseguridad tan grande cómo la que muchos habrán convivido al tener a su espalda el sentimiento de culpa, ese que nunca duerme. Entonces sueño con poder regresar atrás y borrar todo lo cometido, quedándome así la enseñanza de lo errado, pero eso es imposible, y esa palabra si entra en el concepto de vida, ya que ella está llena de imposibles y yo intento hacer de mi imposible algo posible, aunque la espera me queme como bosque en llamas.